Dejarme compartir con todos vosotros, el recuerdo lleno de amor, cariño y respeto por mi padre Carmelo quien ya no puede leer estas líneas.

Se ha ido fisicamente, pues vive en cada uno de nosotros que le conocimos y amamos. En nuestros corazones nos ha dejado lo mejor de él, que lo era todo.

Me supo entender y comprender como nadie, mi tozudez, mi carácter rebelde, aguantar mi mal genio, me ayudó en momentos difíciles con una discrección que le ha acompañado a lo largo de su vida.

Ayer día de su funeral, no hubo nadie que no expresara lo buena persona que era. Conciliadora donde las haya, siempre calló más de lo que habló.

En estos momentos tan tristes para mí, quiero rendirte mi particular homenaje. Te he querido, te quiero y  te querré siempre. Estés donde estés, espero me ayudes a devolver a Alejandro todo lo que tú me has ido enseñando en la vida.

Me despido como a tí te hubiera gustado, a tu manera: ¡Sayonara Baby!.